Esa "cosa" es lo que hace cantar al tomeguín del pinar

viernes, 17 de julio de 2009

Plan Piyama


Como ven, esta foto es en un hospital de La Habana, en la sala de terapia intensiva del cardiovascular del Calixto García.


Un centro hospitalario que tiene unos cuantos años y hoy goza de cierta contradictoria fama. Pero ya a esta altura del juego habrán pasado de las suspicacias a la realidad de lo que les quiero contar, si, porque cuando aquí se dice plan piyama enseguida se piensa en el truene espectacular de algún desventurado omnixígeno que pretendió orinarse frente al ventilador, y no es para menos, pero esto hoy se trata de un infarto que me mandó a ponerme la piyama durante unos cuantos días.


Mi infarto propio sin Q, que es como decir, en moneda nacional, porque ustedes deben saber que existen varios tipos, y el que lleva Q, se corresponde seguramente con los CUC, aunque por supuesto los habrá también en MLC, que están fuera de liga y son aquellos que no pueden hacer el cuento.


Pues como les decía, nada de infarto ajeno, que en este país hay derecho a tener el de uno propio, sin necesidad de colas, ni de “venga mañana o cualquier otro jueves” o “ ya se terminó”, que en eso la burocracia no ha podido mandar todavía, sino dígame usted cuántos planes piyamas más tendríamos que ver con sus conocidas alusiones al Apizum, (Véase diccionario de la Agricultura relacionado al poder de las mieles), disculpen, es la costumbre del embaraje a mediano y corto plazo, axiomático del cubano, como diría Argelio Santiesteban.


Lo otro es bonchear, joder, reírse de todo, esté uno donde esté, hospitalizado o en Varadero. Idiosincrasia que tienen unos, gracejo que tienen otros, nada que no se asuma como una forma de irse a la papelera de reciclaje y hacerse polvo con la mejor brujería del mundo.


Pero un acontecimiento del corazón como este tiene sus pros y sus contras, como eso de perder el deleite de fumar un cigarrillo después de un doble Express en el Café Oriente de la Habana Vieja mirando el mar, o aquel otro cuando terminas de hacer el amor. Bueno, un amigo me dijo una vez que lo mejor que tenía el sexo era eso de fumarse un cigarro después. En fin, cuántas nostalgias, pero ya era hora de tener también las mías propias.


Además está eso de poder reunir a los amigos y amigas en una habitación 5 estrellas refrigerada y que no haya contradicciones ni de una parte ni de otra, por temor a que me repita el infarto. Ya eso señala la diferencia, no como las del pabellón de terapia intensiva e intermedia, donde estuve internada, que son un ejemplo de eficacia, belleza, limpieza y pintura, en contradicción con otros del mismo hospital por los que parece acaeció un bombardeo. ¿Será que tener corazón es un privilegio?.


No pondré aquí los otros elogios que me gustaría porque no alcanza el post, solo digo que he visto muestras de ética médica y decencia, y eso se agradece. No soy de las que paga por la izquierda, porque como ya dije antes, lo mío es sin Q, moneda nacional, de a pie, pero me gusta decir las cosas como son. Así que cuando digo tremendo profesionalismo y amabilidad la de ese personal de salud, cubano, peruano, salvadoreño o mustafá, que no quepa duda, estoy siendo fiel a la realidad.