Esa "cosa" es lo que hace cantar al tomeguín del pinar

sábado, 28 de mayo de 2016

Contar la historia


Al centro Gloria con parte del elenco en el estreno del filme

Por Elsie Carbó
Foto: Bienvenido García

Diálogo con mi abuela, es el título del documental recientemente estrenado en la cinemateca del Chaplin de la cineasta cubana Gloria Rolando. Una cinta que deberían disfrutar no solo los amantes del séptimo arte o los amigos que asistieron a su debut, sino toda aquella población que sabe de lo que se habla en ese trabajo, por haberlo sufrido en carne propia y por tener además, referentes muy cercanos en la familia. Pero los recursos, dígase equipos, cámaras… con que fue filmado, según me comentó la propia autora no permitirían siquiera que se proyectara en otra sala que no tuviera las condiciones idóneas para su puesta, o sea, que mucho menos sería pensar en la televisión. Quizás solo después de que sea sometida a diversos ajustes o cambios en ese mundo de la tecnología más moderna tuviésemos el privilegio de verla en nuestras casas, o se distribuya en la exigua red de otros cines, que para el caso se sabe que no contamos con muchos, o incursionara en otras latitudes, que por sus particularidades humanas y éticas se mereciera, ya que el tema sobrepasa el ámbito nacional.
Viendo el documental me llegaron muchos recuerdos. Santa Clara es uno de ellos, ciudad donde se realizó esta obra, porque fue parte de mis años como estudiante, pero quizás nunca caí en cuenta, a no ser por la mordiente manera en que Gloria lo plantea, que aquella época era, aún en los finales de los 60, una saga de manifestaciones racistas, que se presentaban como hábitos de herencia en sitios como el Parque Vidal, y que está muy bien argumentado en el filme: blancos alrededor de la glorieta y negros afuera, sin que mediara una orden precisa o un mandato supremo, solo cuestión de remota rutina, aprendido de los ancestros, como sucede en casi todo lo que tiene que ver con lo que ha sido una práctica o un pensamiento enraizado durante siglos.
Observar las fotografías y los testimonios que con inteligencia conforman el soporte en el documental te dan una idea del grado de discriminación y su evolución en esa región del país, y no sería absurdo afirmar que no solo fue en la ciudad de Marta Abreu, sino que se extendía a otras zonas de esa parte central de Cuba, al menos en mi pueblo Cumanayagua, doy fe de que no está fuera de esos arquetipos, ahí los negros paseaban separados, fiestaban separados, bailaban separados, cada grupo tenía su plaza para ir a celebrar las fechas destacadas, Unión Fraternal para los de color, el Liceo o el Casino para blancos, aunque en ambos amenizaran las mismas y las mejores orquestas del país, Chapotin, Sensación, Riverside, Estrellas de Chocolate, muchas más que ahora olvido. Está implícito en el documental, aunque su objetivo es el homenaje familiar, todo ese lastre de siglos, con aquel dolor, su inconsecuencia y la crueldad emergiendo como una verdad irrefragable mediante la íntima conversación entre la nieta y su abuela, ellas dos son una historia de vida que se ha arrinconado entre las seducciones de la modernidad, nunca imaginé que mi amiga Gloria, humilde y tímida, aquella asistente en el Mensajero de los Dioses, un documental que levantó muchas polémicas por haberse filmado en la casa de un reconocido babalao en Cayo Hueso, a la cual asistían no pocas figuras del gobierno o del partido en momentos en que la religión estaba vedada, fuera también heroína en esta película.
Y lo es. Ya como directora y guionista de cine su obra es irrebatible, independiente de que soporta una falta de promoción injustificable, no vista en otros de su mismo gremio y debo preguntarme, acaso tendrá que ver el rasero con que se mide la obra de una mujer, que para más decir es negra? Me disculpan si me equivoco, pero quienes la conocen saben que Gloria Rolando a dedicado la mayor parte de su vida, casi toda su existencia, a estudiar e investigar para luego proyectar y trabajar contra viento y marea, huracanes y silencios, con una seriedad y un rigor impresionantes, disgregada solo por la atención a su familia, y ese vínculo de sangre que la llevó a esta conversación con su abuela, siempre ha tenido un anhelo, sacar de la sombras la historia de los individuos que no han tenido el derecho a contar su historia.

viernes, 13 de mayo de 2016

La Bandera !Oh, la bandera!



Con permiso de Raquel Pérez utilizo una imagen suya, por suerte diría, es el testimonio gráfico de lo ocurrido
Por Elsie Carbó

Siempre me ha parecido una gran tontería o farsa cotejada esos recibimientos desbordados de tragos, baile y música que se les brindan a los turistas al llegar a los aeropuertos, como que al parecer se necesitara ofrecer una pauta de las bonanzas o deleites que les esperan al adentrarse en lo profundo. No tengo muchos argumentos que dilapidar en contra de tales homenajes, sabido es y dicho sea de paso, que se practican en infinidad de países cuya fuente de riqueza se deben al turismo, y según tengo entendido, desde tiempos inmemoriales, o mejor dicho, desde que el turismo implica una poderosa entrada de dineros nada despreciable  para la industria sin humo, pero es solo que en mi percepción tengo algunas discrepancias estéticas al presumir que la intensión se queda muchas veces por debajo de la puerta hacia la escena, o sea, mi predisposición se basa en disquisiciones personales que van desde los temas musicales seleccionados, que no sean siempre tan recurrentes, la falta de rigor en los vestuarios o el nulo rigor en los ensayos, que como se sabe, no son cuestiones de principios llegado el caso, pues la mayor parte de las veces pasan inadvertidos para noruegos o canadienses.
He dicho todo lo anterior, regodeando una idea que no es invención mía, pero que en otro momento no me hubiera atrevido a publicar por considerarla anodina y sin sentido, a pesar de que muchas veces me ha tocado la incomodidad de verme sorprendida por un repiquetear de maracas en mi oído y una Mamá Inés cantada a contrapelo sin aún sacudirme el polvo del viaje. Se trata de una foto y un comentario que he visto publicados cuando el recibimiento al crucero Adonia hecho por un grupo de muchachas vestidas de rumberas con la bandera cubana.
Yo soy una mujer a la que no le gustan los extremos, ni hacer juicios a priori o eliminar a alguien por no estar de acuerdo conmigo, ya se trate del tema que sea, que para eso se han inventado las palabras y el saber usarlas siempre ha sido un plato fuerte en nuestro universo, ahora con lo que no puedo estar de acuerdo ni por una centésima de segundo es con la idea de salir a la calle moviendo caderas envuelta en la misma bandera de los versos de Byrne que hemos llevado infinitesimalmente a las tribunas. Me niego rotundamente a aceptarlo, me niego como mujer, como periodista y como cubana, con todos mis años de bregar en esta vida, no puedo entender a quién o quiénes se les ocurrió esa nefasta idea, no puedo tampoco entender que quienes cosieron esos vuelos, esas trusas, esos ajustadores no percibieran la transgresión a que era sometida la bandera, ese símbolo tan nuestro y respetado, no puedo menos que indignarme cuando veo el testimonio gráfico que por suerte tomó Raquel Pérez, publicada a tenor del excelente comentario de la Pogolotti y reproducido en Cartas de Cuba. Me pregunto, cómo fue posible que en nombre de la cultura o de abrirse al mundo, porque ese es el slogan, se cometan esas barbaridades? Cuál es el mensaje?
En el concierto de los Rolling Stone vi muchas banderas cubanas desplegadas o por encima de los hombros de muchos jóvenes, como esta foto que tomé y les estoy mostrando, pero la esencia era diferente, aquellos que decidieron llevarlas, independientemente de su noción de patria o país,sabían que sería el más auténtico homenaje a sus ídolos musicales. Pero esto de utilizar la bandera como vestuario ha roto todos los récord de banalidad, entendidos como normales o aceptables, al menos para mí, si alguien de los participantes en ese recibimiento tuvo la oportunidad de pesenciar este hecho podrá tener una idea más completa, pues además escucharía la música con la que bailaron las muchachas, que no me imagino fuera el himno nacional, desde luego, la recuerdan? Por favor, ustedes también pueden opinar...

martes, 3 de mayo de 2016

De CUBAMODA a Chanel





Tony Castro jr. hará su debut al lado de los reconocidos modelos como  Jon Kortajarena, Jake Davies, Baptiste Giabiconi, Sebastien Jondeau, Brad Koening y Gabriel Kane, será la gran atracción como lo fue en los Cubamodas pasados Alina Fernández Revuelta
Por Elsie Carbó
Que nadie piense que en Cuba no hubo grandes fashion show de la moda en pasarelas espectaculares, o modelos profesionales disputados por las casas de moda publicitadas en el mundo. Lo que digo no es fantasía de mi mente ni tema para desmeritar el gran desfile de la firma Chanel  en el Prado capitalino, solo que ahora las cosas no han cambiado tanto y lo que fuera el coto cerrado del grupo Contex es hoy  el de este famoso sello parisino. Solo para invitados o prensa especializada, porque el gran público no asiste.
Karl Lagerfeld, llegó a la isla el pasado 28 de abril, acompañado de sus modelos

Les comento esto porque me parece que la gran mayoría de la juventud ignora que en la década de los 80 tienen lugar en la capital cubana una serie de eventos y desfiles conocidos por Cubamoda,  acontecimientos que permitían presentar en los jardines de La Maison , actual Casa de la Moda Cubana, las creaciones de muchos diseñadores del país, uno de ellos, quizás el más representativo, Ismael de León, la certificación de la Casa, la cual atrajo a Cuba por primera vez importantes firmas y representaciones de la moda mundial, con todo lo que la rodeaba no solo en prendas de vestir, sino en accesorios y otros rublos, porque hasta el propio Paco Rabanne trajo con él su perfumería, Mirurgya de España también. Fueron años de cierto auge para una élite, una especie de despertar y dejar al margen géneros sin altos vuelos, al menos para una parte de la población, pues la mayoría ni se enteraría o seguiría los bocetos de las tropitrapos sin remedio.  Y al frente de ese grupo una mujer conocida como Cachita Abrahantes, que ella forma parte de aquella historia, además.




Por las pasarelas de La Maison desfilaron las modelos más exclusivas de la Casa, muchos de ellos tuvieron su momento de gloria como Rolando MacKarty a quien le tocaba cerrar los desfiles ya con una buena parte de los invitados aplaudiendo de pie, por lo general exhibirían las distinguidas prendas de Nina Ricci, Ives San Lorent, o de famosas Casas brasileñas, o las de México cuya dueña era Enma Castro Ruz. Pero de entre todos aquellos jóvenes arrogantes,  blancas o negras, entrenados o anoréxicas había una que atraía a camarógrafos y periodistas, cuya sola salida al escenario lograba rotundos aplausos: Alina Fernández Revuelta. No pocos hicieron un largo viaje solo para verla, como tal vez ocurrirá nuevamente, ahora en la pasarela del Prado cuando desfile por primera vez Tony Castro Jr. representando a Chanel.
Esa década fue también la del auge de la Industria Ligera que producía en sus talleres de confecciones textiles hasta las trusas Vanesas que luego hacían época en aquellos desfiles, de lo que ocurrió para que decayese no puedo dar detalles, ni tengo idea, al igual ocurrió con la Casa Quitrín, fundada en 1986 para confeccionar y vender prendas artesanales de la más fina tradición cubana, las alforzas, los bordados, su punto más interesante era el rescate de tradiciones en el vestir como las guayaberas en una ascensión más moderna, también esta Casa ubicada en el casco histórico fue afamada por su buen gusto y la legitimidad de sus prendas. Alguien muy ligada a esa administración dijo que ya no cumple esa importante función como lo hacía antes del período especial, y quizás por ahí anda un poco la respuesta a la pregunta que muchos nos hacemos.


Pero con Cubamoda entonces o Chanel ahora no hay que indignarse por su condición clasicista o preferencial, lo esencial es que marcan una diferencia y le reconocen a este país su magia seductora, de la cual todos formamos parte en este ajiaco amasado por la población, ah… que si lo pasan por la televisión sería lo ideal? De eso esperamos todavía por el de los Rolling Stone, sin olvidar que ya estamos insertados en ese mundillo comercial, cuya puesta en marcha no es solo un patrimonio del poder sobre los medios, hoy se juegan otras cartas que tienen que ver con los negocios, los derechos de autores, empresas o dueños que traigan la novedad.
Quizás cuando menos lo esperemos nos anuncian algún pase televisivo de los fastuosos desfiles de los modelos de Karl Lagerfeld…