Esa "cosa" es lo que hace cantar al tomeguín del pinar

sábado, 5 de marzo de 2022

La guerra

 



grillosazules@gmail.com
 
No me gusta la guerra. Pero ¿a quién le gusta la guerra? No creo que nadie que se considere humano sienta placer viendo bombardeos y muerte, aquí no cabe eso de que para gustos se han hecho colores.
Yo por ejemplo, tengo algunos recuerdos muy claros y pavorosos que, aunque con poca edad, se me han quedado fijos en la memoria, y créanme, no me gustaría que se repitieran.
 
Me refiero a cuando en Cumanayagua sus habitantes se vieron amenazados por la aviación del ejército de Batista, no fue un bombardeo en todo el sentido implícito de la palabra, porque solo vi aquel avión prieto y regordete volar sobre los naranjales de la finca, y ante el susto que se armó me uní al corre corre de la mano de mi mamá, para esconderme en un refugio improvisado que previamente había construido mi papá debajo de una arboleda de tamarindos, desde allí observé aquel punto negro en el cielo al que todos temían, recuerdo que Magdaleno Ayala, trabajador de la finca me decía, no tengas miedo que es solo una mosca prieta... Pero yo intuía que no era solo eso, de todas formas y para suerte de ahí no pasó, ese avión siguió de largo para internarse en la cordillera del Escambray, donde se decía estaban sus objetivos mayores; sin embargo el otro sí dejó una estela de muerte, todos en el pueblo estaban en suspenso, la gente se escondía en la iglesia o debajo de las camas o algún lugar propicio para resguardarse de una bala calibre 50, porque para ese mismo día se anunciaba un ataque de verdad, y ese sí fue real, recuerdo que este otro avión era plateado, vi ese reflejo en sus alas contra el sol y sobrevoló rasante la carretera central del pueblo, ametrallando sin compasión el asfalto y matando a una vieja, de la que no recuerdo su nombre pero estoy segura que mis coterráneos de aquel entonces, que aún vivan y tengan recuerdos me ayudarán a encontrar su nombre real, el cual debería figurar en alguna tarja o ficha póstuma, como corresponde a la primera martír del pueblo, aunque solo sé que la llamaban como la vieja de Rafelito, en honor al barrio donde vivía y que aún lleva ese nombre.
 
Fue un episodio terrible para todos, conmoción en Cumanayagua y sus alrededores, era la guerra, o por lo menos lo que pensamos que era una guerra, imaginemos ahora entonces con el poderío militar moderno, desatado por mar, aire y tierra, un gran imperio nuclear, de misiles. cohetes y comunicaciones, todos los yerros a su alcance a no dudar, supongo que lo de mi pueblo se vería ahora como un juego infantil.
 
Señores, lo que he querido decir con todo este relato es que estoy en contra de la guerra, deprimida y asustada, pero firmemente contra la guerra, ya sea cualquier guerra, venga de donde venga y la declare e instigue quien sea.