Es de los que a diario mueren en las calles, fue publicado hoy día 18 en Facebook |
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba
Compañero, soy Elsie Carbó, periodista y
jubilada. El asunto por el cual me dirijo a usted, es porque quiero referirme a
la necesidad que tenemos los amantes de los animales en el país de que se
legisle un decreto o ley que los proteja a ellos del maltrato, el abandono y el abuso
que se ha desatado en nuestro entorno, la desidia, como dirían algunos, así como de otros atroces episodios de zoofilia,
sadismo, tortura y muerte, de los cuales hay conocimientos irrefutables que han
causado dolor y rechazo entre la sociedad cubana sensible ante estos hechos. Esa
es la razón por la cual me dirijo a usted con todo respeto y con la esperanza
de que usted pudiera desmontar este desorden de cosas y hacer la diferencia.
Hace alrededor de un mes que en las redes sociales y
diversas plataformas digitales se publicaba un brutal caso de zoosadismo en el
que incurrió un ciudadano conocido como Rubén
Marrero Pernas, de 29 años de edad y vecino del reparto Monterrey, en San
Miguel del Padrón, uno más de los que a diario ocurren en el país, pero este
tuvo gran repercusión y hasta provocó el
despido del sujeto como trabajador del Polo Científico de Neuro Ciencia donde
laboraba, y su inmediata detención por las autoridades competentes, sin
embargo, ante el silencio que se ha mantenido hasta el momento acerca de su
situación actual, y los constantes
rumores que recorren las calles afirmando que aún se mantiene impune, la
comunidad cubana amante de los animales se siente consternada e impotente sobre
todo cuando se pregunta irritada qué sanción se le aplicará a este individuo
para que pague por el sufrimiento ocasionado?.
En este lamentable caso hay evidencias suficientes presentadas
por el grupo de CEDA (Cubanos en Defensa de los Animales), me refiero a videos,
fotos, descripciones… etc., que él mismo filmaba y posteaba sobre sus
relaciones sexuales con perros, a los que mutilaba, torturaba y mataba para su
ostentación en las redes internacionales de pornografía, zoofilia u otras
tarimas de internet afines a tan macabros contenidos, donde no hay que ser muy perspicaz
para saber que, además, de no actuar solo, la imagen de Cuba ha sido dañada
ostensiblemente en el exterior con esas aberraciones, a las que prefiero
llamarlas terrorismo emocional.
Hay muchos casos ocurridos
aquí en La Habana y otros en provincia que han sido divulgados sobre hechos
vandálicos cometidos por individuos que actúan en las sombras y representan un
peligro para la sociedad y que no voy a enumerar ahora, mi petición, que es también
la opinión de casi todas las personas que integramos estos grupos que luchan
contra el maltrato y el abuso a los animales en Cuba, es que usted, presidente, ayude a
promover una ley de protección, y condene públicamente estas manifestaciones de
incultura y barbarie que no tiene nada que ver con la sociedad sin violencia que
pretendemos y por la que hemos luchado muy fuerte desde sus orígenes, al menos
yo me considero entre esas personas que toma partido desde dentro, por eso
tengo el derecho a recabar el apoyo de mi presidente.
Conozco que el país se enfrenta a situaciones difíciles en
el orden económico pero este es un caso en el cual el Estado no tiene que
invertir ni presupuestos, ni materiales, ni dineros, porque no pedimos ni
inmuebles, ni medicamentos, ni alimentos, ni viajes, ni reconocimientos, ni
medallas, por el contrario, pienso que mediante el concepto de multas
monetarias aplicadas a los infractores se podría sacar ventajas económicas para
incrementar los proyectos sociales, como ocurre con las multas impuestas a quienes
dañen la propiedad social, el césped o sencillamente causen desorden público.
De esto se trata, de poder contar con un decreto, una ley o sencillamente una
palabra suya, tal vez en las redes sociales, que cambie la invisibilidad que en
estos momentos tenemos ante las violaciones, los maltratos y los abusos con los
animales, que en definitiva, se sabe, son conductas sicópatas como las del
ejemplo presentado, que representan un peligro dable para nuestras comunidades
más influenciables e indefensas, como son nuestros niños.
Nadie puede andar en la cuadra o el barrio en que vivimos
destruyendo o asesinando a los más débiles sin castigo, me refiero igual a los
perros, los gatos, los caballos, los gallos… y otros animales que también nos
acompañan desde tiempos inmemoriales, esa es la razón por la que exigimos que
la ley del hombre castigue con mano dura esos delitos. De eso se trata también,
de socorrer a la naturaleza para mantener a flote este mundo.
Gracias
Elsie Carbó
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