Por Elsie Carbó
ecarbo@enet.cu
La curiosidad a
veces nos lleva a asombrosos descubrimientos, y digo asombrosos, aunque no sea
la palabra idónea, porque cuando ya algo se conoce no es noticia, al menos en
nuestros medios, sin embargo, una tiene el derecho a sentir sorpresa aun cuando
comprobemos una vez más que muchos de los escritores cubanos que decidieron irse
del país han sido borrado de todas las listas de autores.
Y en este caso, me
estoy refiriendo al libro La casa de los muchachos de Regla,
inspirado en la vida de Lydia y Clodomira, dos intrépidas muchachas inmersas en
arriesgadas misiones revolucionarias, quienes, a pesar de perder sus vidas en
el cumplimiento de esas misiones, poco se sabe sobre ellas o más bien, casi
nada, como no sea ese testimonio escrito por Xiomara González Figueroa y
Roberto Rodríguez Menéndez, publicado por la Editora Abril en la década de los
ochenta.
¿Cuál es la razón
entonces de que me asombre al no encontrar rastro alguno de esos libros, ni
siquiera cuando le doy al buscador de dicha editorial? Pues es muy sencillo,
hay al menos uno de los autores que está viviendo en los Estados Unidos, me
refiero a Xiomara, el otro no sé su paradero, aunque su nombre no está señalado
en rojo como el de ella, tal vez, ante el silencio que existe a su alrededor
intuyo que se encuentre en Cuba.
Para quienes
leímos el libro La casa de los muchachos de Regla en aquel entonces tuvimos un
material biográfico excepcional y de primera mano que daba una verídica y
hermosa idea de cómo fue la corta vida de estas jóvenes, quienes enfrentaron
aventuras de leyendas, dignas hasta de ser llevadas al cine, por el coraje, la
valentía y el romanticismo que las envolvía, mucho de eso está todavía por escribirse y darse a conocer, lo
digo, más porque observé de muy cerca todo el trabajo investigativo y cauteloso
que realizó Xiomara González al entrevistar a los participantes de aquella
gesta en el poblado de Regla y buscar elementos para armar aquellas historias,
ella en ese entonces era periodista del periódico Juventud Rebelde y alternaba
sus labores de reportera con el trabajo de campo para investigar sobre la vida
de Lydia Doce y Clodomira Acosta.
Que libros como
este podrían ser lecturas adecuadas para las jóvenes generaciones, que ignoran
estos hechos de nuestra historia más reciente, no me cabe duda,
independientemente del lugar donde sus autores hayan decidido vivir, porque en
este caso, no volverlos a editar, censurarlos o sacarlos de librerías o catálogos
no es precisamente un castigo para los exilados, más bien, pienso yo, el
castigo es para quienes no tengamos acceso a esas lecturas, sobre todo los
estudiantes. Yo al menos, me siento frustrada cuando no puedo encontrarlo en internet
y no estoy segura que siquiera exista algún ejemplar en los quioscos de los
libros viejos. Tampoco me conformo con la breve reseña que pone ECURED
“La casa de
todos los muchachos de Regla. La misma madrugada en que Lidia Doce y Clodomira Acosta eran detenidas, cuatro jóvenes
reglanos que estaban junto a ellas, saldaban su cuenta con la historia, de ellos y para ellos Xiomara y Roberto han escrito este libro”.
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