Por Elsie Carbó
Ecarbo@enet.cu
Avelina
Conceicao está a punto de graduarse en medicina. Ese maravilloso suceso
ocurrirá a finales de este mes, y después ella partirá definitivamente hacia
Benguela, su ciudad natal, de donde salió hace siete años para realizar el
sueño de su vida, ser doctora.
Ella es una de
los miles de jóvenes que Cuba ha preparado como médicos y que luego han
regresado a sus países a ejercer la profesión.
“Los ideales
que me llevaron a viajar fueron el poder aprender de quienes son expertos en la
materia, los profesores cubanos de medicina, o sea la medicina cubana.” Son
palabras de ella que expresan un profundo sentimiento de reconocimiento dicho con
sinceridad. Ahora sus próximos pasos son continuar la especialidad en Benguela,
casarse, tener hijos y llevar adelante su vida religiosa, que siempre ha estado
activa como cristina católica donde quiera que esté, de ahí que asegure que
venir a estudiar a Cuba fue un designio supremo.
Para la cultura de Benguela cada acto humano alcanza una
explicación desde la perspectiva tradicional, con lo cual la inteligencia, el
bienestar, el éxito en la vida, hasta la muerte, se relacionan con estos
procesos, en su país, como en otros del continente africano, con economías
emergentes, el peso de la cultura ovimbundo tradicional toma relevancia en
todos los aspectos de la vida social.
Conversar con Avelina es fácil porque ha dominado con
soltura y técnica el español, algo a
veces difícil para extranjeros que lleguen sin un conocimiento previo del
idioma, quizás su cultura de base la ayudó, basta saber que su país fue sitio
de residencia de esta etnia ovimbundo, de ascendencia bantú, que ocupa parte
importante del centro–sur de Angola, y si sabemos que esta lengua es
considerada de las más influyentes entre las múltiples lenguas nacionales de
esta nación, no es extremo pensar que quienes la practican asimilen más
fácilmente otras culturas foráneas.
Evangelina es una mujer fervorosa, para ella nada está al
azar en su vida, ni el hecho de ser una excelente cocinera, amante del hip hop
en sus ratos libres, y muy leal a las amistades, lo que se traduce en una
hermosa vida, plena y repleta de oportunidades, donde la pirámide se asienta en
la religión, luego viene la familia y después el llevar esperanza y salud a sus
pacientes.
“La familia ocupa el segundo lugar en mi vida”, lo dice con orgullo porque
asegura que si está en Cuba es porque ellos dieron todo para que así fuera.
“Mi mamá es de la
provincia de Huambo, y mi papá es de Benguela, igual que yo".
Y afirma que su madre es una
mujer muy valiente, pues ha criado a cuatro hijos sola, además de sus hermanos, pues
ellos son huérfanos desde muy chiquitos”.Agrega...
Son miles los
jóvenes de África que han venido a Cuba a estudiar como parte de los acuerdos
entre países amigos que se respetan, Evangelina es uno más de esos que se han
esforzado para intercalarse en una cultura desconocida y ajena, que no siempre
les resulta fácil o cómodo, sobre todo cuando a veces su gobierno demora sus
cuotas de la ayuda monetaria y tienen que arreglárselas autofinanciándose como
puedan.
“Cuando llegué
en 2013 fui a vivir a Cojimar, un albergue, allí me quede hasta agosto de 2014
que fui para la ELAM, que también es un albergue para estudiantes y escuela de
primer y segundo año, y me quede allí hasta Julio de 2016 que fuimos para la
residencia Presidente Allende para comenzar el tercer año en el hospital Miguel
Enriques.”
Claro que no
siempre vivió albergada porque muchas veces, por la lejanía a los centros donde
estudiaba encontró otros sitios para vivir rentada y acortar las distancias, lo
que le dio un panorama más abarcador de la vida cubana, su idiosincrasia y sus
costumbres, algo que para ella será, donde quiera que vaya, una experiencia
perdurable que siempre irá con ella.
Su graduación ahora
es su próxima meta, lo que le conceda el destino, aún es un secreto, pero tiene
la fe que será ese lindo sueño que siempre ha llevado en el corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario