Esa "cosa" es lo que hace cantar al tomeguín del pinar

viernes, 16 de abril de 2021

Para el fotógrafo Torreiro, un Girón en la memoria


 

Por Elsie Carbó

grillosazules@gmail.com

No podía esperar a que murieras para decirte unas cuantas cosas. Eso es lo que suelen hacer cuando la gente se muere, pero hoy será diferente, quería que supieras que siempre me pregunté cómo fue posible que nunca me dijeras cuánto te dolió el disparo que te mutiló cadera, y lo peor es que sí casi siempre cubríamos trabajos juntos, creo que, por más de cuarenta años, era increíble que nunca se mencionara, tampoco se hablaba de cómo te habías alistado de miliciano en aquel batallón de combate siendo tan joven, tanto que te ganaste el título de niño héroe de Playa Girón con el que pasarás a la historia a pesar de los olvidos, que en el caso tuyo han sido frecuentes.

Tampoco te pregunté cuánto fue de doloroso aquel tiro, tanto física como emocionalmente porque ha dejado una huella indescifrable, y nunca se sabe cuándo la experiencia es ajena, pero tampoco lo comentaste como quien dice, y el hecho paso inadvertido hasta para las que como yo teníamos buena amistad contigo, mira eso, tantos reportajes juntos, viajes  a las provincias y montañas, en los cuales el tiempo y el espacio sobra, jamás se me ocurrió preguntarte sobre aquellos momentos que precedieron al terreno del combate, o si  lo que pudiste sentir después que te hirieron sobre aquel terraplén se ha quedado grabado para siempre en tu memoria.

Esa fotografía tuya de cuando estabas hospitalizado, adonde apareces junto a tu madre, si se hubiera publicado antes de las redes sociales hubiera sido otra la percepción que muchos tenían sobre tu soberbia y tus rabietas acrisoladas, porque nadie que no lo haya vivido en carne propia se imagina el sufrimiento que se experimenta cuando la metralla penetra en la piel y destroza los huesos. Un detalle, solo eso.

No te pregunté lo qué sentiste mirando aquel avión sobrevolando tu cabeza, ni tampoco de cómo te sentías a los quince años integrando una milicia de hombres sin entrenamiento para la guerra, me hubiera gustado saber qué fusil cargabas en ese momento, cuántos disparos hiciste, sin que el terror te nublara la vista, cuántos pensamientos, cuántos sueños, cuáles miedos…

Disculpa amigo, el olvido o la ignorancia son imperdonable, no solo el mío sino el de muchos que simpatizaron o no contigo sin siquiera notarlo, supongo que algo así les sucedió a quienes te negaron tu entrada al partido, aquellos diabólicos dúos, conjuntas o tripletas, que, al parejo de aquel infernal avión de tus pesadillas, destrozó de un planazo tu anhelo. Era tu más querido deseo, inalcanzable en aquella época, bien lo recuerdo, pero de eso tampoco moriste, continuaste haciendo excelentes fotografías en blanco y negro, siempre con tu furibunda rebeldía a cuestas y paseando por los pasillos de Juventud Rebelde, tu heroica cojera.  




martes, 13 de abril de 2021

Los pájaros no regresan nadando

 


Por Elsie Carbó

Los recuerdos son como aves migratorias que regresan. Recuerdos de cuando aquellos días desinhibidos y entusiastas, donde la redacción de Juventud Rebelde era el mejor refugio para el trabajo y las bromas, sin las tragedias actuales del virus que mata o las escaseces de una crisis que no nos merecemos, solo con las ilusiones y los deseos de luchar por las misiones de un futuro socialismo con justicia y sin quimeras. Recuerdo que de un lado estaban aquellos profesionales del dibujo y los chistes como Manuel, Tommy, Janer  Padrón o Virgilio, pero, del otro, los que también hacían lo suyo, escondidos en las sombras para divertirnos sin remordimientos, y salen a relucir nombres como Marcos Alfonso, Jacinto Granda, Jorge López o Elio Menéndez, a quien quizás solo lo tengan como uno de los mejores cronistas serios, pero lo cierto es que entre él y Boby salamanca se las gastaban de altura, y de eso pueden dar fe quienes conservamos claros los recuerdos,  y vean, entre las bromas célebres de que hablo se cuentan algunas mujeres, me toca mencionar una de esas maldades silenciosas que pusieron a correr a mucha gente, porque se jugaba al duro y muchas veces calentaban el box con cargas pesadas que iban más allá de la redacción nocturna, entre ellos estaba la misma Celia Sánchez, visitadora asidua del periódico en altas horas de la madrugada y que yo recuerde fue, una connotada bromista, aunque no sé si la  que presencié fue idea de ella o partió de más arriba, lo que sí sé es que aquella broma casi mata de un infarto a Montané Oropesa, cuando secundada por Jorge López, director del periódico en esa época, mandó a imprimir una tirada de dos o tres ejemplares con un titular a 72 puntos donde se leía que el dirigente anunciaba la suspensión de la nochebuena en Cuba ese 24 de diciembre,  cuando en realidad Montané había declarado lo contrario para aliviar la situación en la fecha señalada, mi suposición de que todo eso  partía de alguna idea superior no era infundada sabiendo que a Fidel le gustaban las bromas y estas se elaboraban a un nivel mucho más esmerado, o sino, recuerden aquella que le gastó a Chávez donde se alistó al equipo de pelota de Industriales para competir amistosamente en un partido supuestamente entre veteranos, y había que ver la cara del dirigente venezolano cuando descubrió que sus viejos peloteros perdieron frente a los actuales peloteros cubanos disfrazados de jubilados. Pero yo digo que los recuerdos son del carajo, viajan siempre como aves migratorias, hoy entré después de un largo tiempo a la redacción de Juventud Rebelde y quedé desarmada, congelada y muda, nada más desierto, oscuro y quieto que aquel pasillo por donde antes corría el aire, las bromas y la vida, nada más aterrador que el silencio de las almas, dónde los chistes, dónde las burlas, donde los besos y los abrazos que se han marchado a no sé dónde, como si los pájaros regresaran nadando, por eso como una idiota me pregunté ¿adónde han ido a parar los hacedores de bromas que no están presentes ni siquiera para escenificar este drama? ¿Qué hubieran inventado los Marcos, los Jacintos, los Jorge o las Celias para atemperar este tiempo y hacernos reír como locos en esta temporada?  Nosotros los de entonces ya no somos los mismos, como dijo Neruda, a quien posiblemente no lo azotó ninguna jodía pandemia, quien nunca tuvo que encerrarse bajo cuatro candados y una puerta, quien tampoco vivió aterrado escuchando el noticiero, y quien, por ende, tampoco se preguntó hasta cuándo podremos soportar tanta gente muerta.

martes, 30 de marzo de 2021

Carta al Presidente Joe Biden

 



Señor Presidente de los Estados Unidos, los Animalistas cubanos le escribimos para pedirle que elimine de una vez el bloqueo que por más de seis décadas su país le ha impuesto a Cuba y les ha limitado la vida a los ciudadanos cubanos. Es una petición razonable que en estos momentos muchas personas en el mundo están solicitando de una forma u otra, y creo que debe ser escuchada por quienes tienen el poder en sus manos de tomar esa decisión y un pensamiento inteligente. Son momentos de cambios y de tender puentes, no de crear odios ni fomentar guerras estúpidas. Basta ya es la idea y es la consigna que se enarbola en cada caravana contra el bloqueo que cruza nuestros paisajes. Sabemos que en momentos de crisis algunos luchan por encontrar soluciones, pero hay otros que siempre buscan la manera de echarle la culpa a alguien, no sea usted de estos últimos. Muchas gracias por atender nuestra carta.
Animalistas de Cuba

Letter to President Joe Biden

Mr. President of the United States, we Cuban Animalists are writing to ask you to eliminate once and for all the blockade that your country has imposed on Cuba for more than six decades and has limited the lives of Cuban citizens. It is a reasonable request that at the moment many people in the world are requesting in one way or another, and I believe that it should be heard by those who have the power in their hands to make that decision and intelligent thinking. These are times of change and of building bridges, not of creating hatred or fomenting stupid wars. Enough is the idea and it is the slogan that is raised in each caravan against the blockade that crosses our landscapes. We know that in times of crisis, some struggle to find solutions, but there are others who are always looking for a way to blame someone, not you. Thank you very much for attending our letter.
Animalists of Cuba

 

martes, 20 de octubre de 2020

La ética como la vida


Por Elsie Carbó

ecarbo@enet.cu

Pocas veces pensamos en qué es la ética y cómo puede formar parte de nuestras vidas. Les pongo el ejemplo de un pasaje de una novela brasileña Cosa más linda, recién estrenada los sábados en nuestra tv, y que viene al caso porque cuando el crítico de música declina la invitación de la dueña a pasar al local y ocupar una buena mesa reservada, obviando hacer la fila y pagar su entrada, está dejando muy claro su mensaje de que no admite ser sobornado si tuviera que emitir un criterio incómodo sobre el negocio. Y eso es una posición ética ante la vida. Muy plausible si lo vemos como un principio indeclinable para cualquier profesión, sea en la prensa, dirigente o funcionario público, en las que tendremos que poner por delante esos valores asimilados, que muchas veces, son aprendidos en el devenir de la existencia, porque ni escuelas, ni universidades tienen cátedras para enseñar tales principios.

La ética en el periodismo es la base de la formación de los que abrazamos la profesión como una forma de vida, es decir la verdad por encima de cualquier cuestionamiento o compromiso, pero eso solo se asume por espontánea decisión en virtud de una voluntad de servir con honor. Quizás la primera vez que escuché hablar sobre ética fue a aquellos improvisados profesores en la escuela de corresponsables de Juventud Rebelde finalizando la década de los 60, improvisados porque venían de diarios como La Tarde, o La Marina, y nunca habían dado clases en sus antiguas redacciones, sin embargo, asumieron la tarea que le daba la nueva dirección con mucha seriedad y diplomacia, me gusta mencionar a Orestes Cabrera en sus clases de tipografía, con aquel su fino humor para describir lo que no le gustaba,  o a Guillermo Lagarde,  quien a su pesar resultó un maestro de varias generaciones de periodistas, aunque hosco y regañón, no le hacía gracia que lo tacharan de maestro, sin embargo, en virtud de esas clases se forjaron muchos de los jóvenes que más tarde elevaron al periódico a etapas prominentes en el panorama nacional, quienes me lean saben bien de lo que hablo, no solo quienes tuvieron en sus manos la conducción del periódico como Angel Guerra, Luis  Camejo, Jorge López o Jacinto Granda, por mencionar solo algunos de aquella etapa, sino los que con la máquina de escribir dejaron la crónica diaria como constancia de lo que ocurría en un país en Revolución.

Ahora se celebra un aniversario más de Juventud Rebelde, y me parece justo rememorar aquellos provisorios cursos que se organizaban para formar corresponsales, algunos, como Ramón Brizuela aún todavía están activos en sus provincias, otros, como yo, luego de 40 años asumimos la jubilación, con y sin nostalgia, pero si me preguntan creo que también eso es parte de la ética del periodismo, no renunciar a escribir nunca dondequiera que estés. Aquellos cursos y después las maestrías para hacer las carreras universitarias de periodismo fueron el embrión de los que es hoy Juventud Rebelde, no podría describir en unas pocas palabras la mezcla de sensaciones por las que una pasaba al saber que ibas a hacer la carrera universitaria y trabajar, si así se decidía, en tu provincia de origen, o en la propia redacción, que para ese entonces radicaba en Prado, frente al mismísimo capitolio, en lo que fuera el antiguo diario de La Marina.

Empecé con el ejemplo de una novela para hablar de ética, pero más que eso quería rendirle homenaje a aquellos que colaboraron con la formación de los periodistas en varios cursos de corresponsales, cinco, si mal no recuerdo, por donde pasaron  Soledad Cruz, Lázaro Barredo, Maritza Barranco, Amado de la Rosa, Nelson García, Aldo Madruga, Xiomara Hernández, Jacinto Granda, Mireya Ojeda, y otros que me perdonarán si no los cito, pero como el más visible era Lagarde, en su condición de experto en el lead no hallo términos medios. Nunca escatimaba epítetos ni coletillas para señalar los errores o equívocos en los que se incurriría por la falta de eso que llamamos ética en el desempeño de la profesión, tal vez pocas veces pensamos en qué es la ética y cómo puede formar parte de nuestra existencia, e irremediablemente tengo que evocar sus palabras cuando decía que la vocación de periodista era la más sufrida del mundo, pero también era la que más emociones y momentos imperecederos te depararía en tu carrera por la vida.