Esa "cosa" es lo que hace cantar al tomeguín del pinar

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Ana: Hay muchas cosas de que ocuparse en España

 



Por Elsie Carbó
 
Este es un mensaje para Ana, que no es precisamente Ana Karenina, ni Ana Bolena, ni Ana Frank o esta última Ana de Armas, de su misma generación pero más sensata, con otra actitud y otro ritmo ante la vida, lo que quiero decir es que hubo una Ana Hurtado que vino a Cuba como invitada y ha hecho comentarios que no han sido bien vistos por muchas personas decentes y de muy buena dignidad sobre el artista Pablo Milanés, quien se encuentra en estos momentos hospitalizado. Creo que ella debe saber que hay cosas con las que no se juega aunque supongas que alguien te pueda aplaudir, difamar a un músico querido y admirado por los cubanos solo por placer malsano o jugar un juego incómodo sin saber siquiera donde está el morro o la cabaña no causa gracia. Aquí nos vestimos de chovinistas si alguien viene a crear malestar en una buena parte de la población que admira a Pablo desde aquellos primeros años fundacionales de la Nueva Trova, siempre ha sido y es un artista cubano representante de la cultura cubana, y además, que es lo peor de todo, en estos momentos lucha por su vida en un hospital de Madrid, de donde precisamente ha venido esta muchachita a insultar sin saber a ciencia cierta cómo lo admira el pueblo, ni la gloria que se haya vivido.
Gusano o contrarevolucionario ya suena obsoleto porque desde hace muchas décadas estos epítetos dejaron de sonar como injurias en tanto los agraviados sustentarían una buena parte de la economía del país, por lo tanto resulta anacrónico y estúpido, tanto más cuando se trate de una figura como la de Pablo, quien nunca a matado a nadie, ni a liderado ningún partido político, ni ha violado ninguna mujer, bastaría solo con preguntarle a esta jovencita dónde escuchó tales infamias, en qué cena, cónclave o cama, porque según todo indica, por su corta edad, nunca estuvo en un concierto de Milanés en el Carlos Marx, tampoco en ningún anfiteatro del país, ni en el barrio los Sitios, ni en el parque Trillo, ni escuchó rumba cuando invitó a su amigo Harry Belafonte a una descarga en el solar de Campanario con Yoruba Andabo, en fin, ella cuando aún era un espermatozoide navegando en el escroto izquierdo de su papá no sabía lo que sucedía en La Habana cuando el fenómeno musical de la Nueva Trova se hacía sentir, y hoy por hoy tampoco lo sabe, por eso hay que llamarla a recapacitar ese derrame de ideas poco consistentes escuchadas sabe dios dónde y con qué finalidad, y recomendarle que esté más atenta a lo que ocurre en España, si en su país entra en vigor la ley del solo sí es sí impulsada por el Ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero, pues implica cambios transversales en la legislación sobre libertad sexual para aquellos que han cometido delitos de abuso sexual, o sea, con el objetivo de mejorar la respuesta institucional y de los tribunales, van a quedar de nuevo en la calle o con menos condena aquellos que solo toquetearon, manosearon, o acosaron a niños, niñas o mujeres, en fin, que para el caso da igual pero la ley la están discutiendo, y a fin de cuentas tu eres una linda españolita y no te veo protestar, y eso también a ti te puede suceder.

viernes, 11 de noviembre de 2022

La gloria y el olvido, andan juntas

 

 
Como parte de un sin número de gestos altruistas que por estos días los cubanos ejercen para ayudar a los damnificados en Pinar del Río por el paso del ciclón, un grupo de amigos unidos por el amor al terruño lejano decidimos aportar lo que se pudiese en nombre de los cumanayagüenses que viven en La Habana, y de esa manera ayudar en alguna medida a remediar la triste situación de los que se han quedado sin nada.
 
Así mediante una convocatoria en las redes sociales se han estado acopiando donaciones de distintos géneros que van desde medicamentos, ropa, zapatos, artículos de aseo y otros, que se llevarán al Consejo de Iglesias de Cuba, para que, posteriormente sean trasladadas hasta un punto en Pinar, donde después serán repartidas entre los necesitados.
 
De esa gestión se encargó personalmente Omar Rivero, en cuanto a las colaboraciones en esta primera fase llegaron las de Jorge Andres Puello Hernández, Mario Muñiz, Berta Ferrer, Elsa Valdés, José Antonio Subires y Francisco Lago, más conocido en el pueblo por Paquito.
 
Somos, como ya dije al principio un grupo que se mantiene unido en los recuerdos y los vínculos al lugar de origen, a pesar del paso del tiempo, a la gloria y al olvido, porque no es poca la diferencia de época, pero con la misma fidelidad y entusiasmo de aquella feliz infancia y la otrora juventud que se vivió en Cumanayagua.
 
Hasta mi casa han llegado amigos y donaciones, que en muchos casos no por ser pocas, no dejan de tener importancia vital para quienes lo han perdido todo, y si me permiten haré mención a uno de esos amigos que llegó en horas tempranas, diría que demasiado, pues tocó a las seis de la mañana para entregar unas cuantas ropas que él humildemente calificó como boberías, pero que cuando te enteras que salió a las cuatro de la mañana de Peñas Altas, donde reside, que montó más de tres guaguas, y ya saben cómo está eso de difícil, y además de eso tiene 85 años, no te queda más remedio que darle un abrazo en señal de respeto y admiración.
 
Me refiero a Francisco Lago, quien además de haber sido piloto de combate tiene una leyenda más allá, porque muchos recordarán aquel primer largometraje dirigido por Tomás Gutiérrez Alea en 1960 titulada Historias de la Revolución, donde aparecían unos hermosos barbudos librando batallas, bueno pues este hombre que llegó hoy a mi casa fue uno de aquellos actores que Gutiérrez Alea seleccionó para su drama bélico por reunir lo que el entonces consideraba que debía representar a un soldado rebelde.
 
Mi emoción no tuvo límites. Una ficción de aquel entonces por aquellos ojos verdes en el cine, y él ahora sentado en mi sala como si nada, solo rememorando las buenas cosechas de tomates que su padre antes del 59 recolectaba en el Escambray, y el dolor actual de la cintura, que a veces no lo deja dormir.
 
Como dije antes, la gloria y el olvido a veces son un mito, pero casi siempre andan juntas. Con 85 años Paquito Lago ya no quiere ser de nuevo un galán de película, ahora es uno más que anda en solitario contando anécdotas que ya casi nadie escucha. Lo entiendo.
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sábado, 5 de marzo de 2022

La guerra

 



grillosazules@gmail.com
 
No me gusta la guerra. Pero ¿a quién le gusta la guerra? No creo que nadie que se considere humano sienta placer viendo bombardeos y muerte, aquí no cabe eso de que para gustos se han hecho colores.
Yo por ejemplo, tengo algunos recuerdos muy claros y pavorosos que, aunque con poca edad, se me han quedado fijos en la memoria, y créanme, no me gustaría que se repitieran.
 
Me refiero a cuando en Cumanayagua sus habitantes se vieron amenazados por la aviación del ejército de Batista, no fue un bombardeo en todo el sentido implícito de la palabra, porque solo vi aquel avión prieto y regordete volar sobre los naranjales de la finca, y ante el susto que se armó me uní al corre corre de la mano de mi mamá, para esconderme en un refugio improvisado que previamente había construido mi papá debajo de una arboleda de tamarindos, desde allí observé aquel punto negro en el cielo al que todos temían, recuerdo que Magdaleno Ayala, trabajador de la finca me decía, no tengas miedo que es solo una mosca prieta... Pero yo intuía que no era solo eso, de todas formas y para suerte de ahí no pasó, ese avión siguió de largo para internarse en la cordillera del Escambray, donde se decía estaban sus objetivos mayores; sin embargo el otro sí dejó una estela de muerte, todos en el pueblo estaban en suspenso, la gente se escondía en la iglesia o debajo de las camas o algún lugar propicio para resguardarse de una bala calibre 50, porque para ese mismo día se anunciaba un ataque de verdad, y ese sí fue real, recuerdo que este otro avión era plateado, vi ese reflejo en sus alas contra el sol y sobrevoló rasante la carretera central del pueblo, ametrallando sin compasión el asfalto y matando a una vieja, de la que no recuerdo su nombre pero estoy segura que mis coterráneos de aquel entonces, que aún vivan y tengan recuerdos me ayudarán a encontrar su nombre real, el cual debería figurar en alguna tarja o ficha póstuma, como corresponde a la primera martír del pueblo, aunque solo sé que la llamaban como la vieja de Rafelito, en honor al barrio donde vivía y que aún lleva ese nombre.
 
Fue un episodio terrible para todos, conmoción en Cumanayagua y sus alrededores, era la guerra, o por lo menos lo que pensamos que era una guerra, imaginemos ahora entonces con el poderío militar moderno, desatado por mar, aire y tierra, un gran imperio nuclear, de misiles. cohetes y comunicaciones, todos los yerros a su alcance a no dudar, supongo que lo de mi pueblo se vería ahora como un juego infantil.
 
Señores, lo que he querido decir con todo este relato es que estoy en contra de la guerra, deprimida y asustada, pero firmemente contra la guerra, ya sea cualquier guerra, venga de donde venga y la declare e instigue quien sea.

martes, 8 de febrero de 2022

Bautismo en la soledad



 

 
New York,12 de febrero de 1897
General: Hoy sé que ya no tiene usted su hijo y si una herida incurable en su alma. Mucho he llorado la muerte de su hijo, mi corazón de madre se estremeció de dolor, ante la muerte del niño infortunado que ante la del inmortal Maceo, y su dolor, General, lo sentía como mío.
Mi hijo perdió a su padre en aquella dorada tierra que tanto cuesta para rescatarla y su hijo allá también cayó... Ábrale el corazón y los brazos al hijo de Martí, téngalo siempre junto a usted en memoria del que perdió; él sabrá hacerse digno del cariño que el amigo de su desgraciado padre le demuestre, pues lo he enseñado desde pequeño a ser agradecido y usted se sentirá acompañado de un ser que no han manchado aún los hombres con sus torpezas. Mi hijo lleva un nombre que le es querido a todos los cubanos y en particular al noble corazón de Vd. En sus brazos lo pongo para que de él cuide, y si es recompensa la gratitud a un noble proceder, la mía para usted no tendrá igual.
Usted sabrá llevar sus desventuras con la noble resignación que es patrimonio de las almas fuertes que no abaten los infortunios, en el suyo le acompaño y me despido sintiéndome su amiga desde hoy S.S.
Carmen Zayas Bazán, Vda. de Martí.
 
Carta escrita al General Máximo Gómez por la entonces viuda de José Martí, ha sido tomada del libro Bautismo en la soledad, de la autora Mirtha Luisa Acevedo y Fonseca, quien reivindica el nombre y la actitud que tuvo a lo largo de su vida, quien fuera esposa y viuda del Apóstol cubano, libro poco conocido, del que yo he quedado como aquel que en estado de amnesia total recobra la memoria para darse cuanta de cuánto hay, sin saberse, ante sus ojos.
 
Solo me pregunto. cómo los cineastas que tanto nos han deleitado con obras paradigmáticas como, Martí, el ojo del canario, o Inocencia, por mencionar solo dos, han desconocido esta historia llena de contradicciones, avatares y fuerza, justo en el centro de las luchas por la independencia de Cuba, donde una mujer lucha contra su mundo social y familiar por mantener a flote lo que quizás solo quede de un matrimonio que no fue como ella esperaba? ¿Tal vez nadie se haya dignado a llevar al cine un drama donde salgan a la luz situaciones que nunca han sido dichas sobre el acontecer de esa unión entre Carmen Zayas Bazán y José Martí?
 
Algunas mujeres, casadas o no con hombres ilustres, próceres o líderes, han corrido mejor suerte y han sido reconocidas por la historia, unas por su valor, su patriotismo o su entrega al hombre, otras no, como es el caso, a pesar de haber sido ella la escogida por amor, y a la que Martí le dedicó mucho de su obra poética.
 
Para mí no hay duda, que ni en aquella época ni en esta, la mujer es enjuiciada sin los prejuicios de género.
 
De la autora Mirtha Luisa Acevedo y Fonseca, cienfueguera, poco sé, espero que esté viva para que sepa que pienso que es merecedora de que el mundo conozca esta valiosa obra, de ella en la solapa del libro se mencionan sus estudios e investigaciones en torno a la vida y obra literaria de José Martí, entre otros, sus libros publicados y condecoraciones, como la última otorgada por la Distinción la Utilidad de la virtud, por la Sociedad Cultural José Martí en el 2011.
 
En el Centro de Estudios Martianos solo se conserva este ejemplar, pero si tienes acceso, te verás recorriendo calles y lugares del Camagüey de aquellos remotos tiempos, te sentarás en los mismos bancos y admirarás sus tinajones y olerás el perfume de sus crisantemos, dada es la exquisitez minuciosa de su trazo. Te darás cuenta que es un vívido reflejo de la vida y realidad de aquella época, donde aparte de los datos biográficos se regodean con brillantez excepcional los lugares que el matrimonio compartió tanto en Cuba como en el exilio, sufrirás con sus dilemas y disgustos familiares, las desavenencias e intolerancias, así como los celos y tristezas de Carmen, que pasan por reclamos ante la ausencia de remesas para sostenerse con su hijo, hasta otros tantos problemas domésticos que ocurrieron y ocurren en cualquier matrimonio normal, de carne y hueso.
 
Los invito a buscar esta edición publicada en 2016 por la Editorial Ácana, y quiera el cielo que hayan más.

domingo, 26 de diciembre de 2021

El tesoro de Pablo: Mis recuerdos como alfabetizadora

 


Por Elsie Carbó
 


Casi estoy segura que fui una de las primeras en usar nasobuco en este país, fue cuando la campaña de alfabetización en Cumanayagua. A pesar de estar en el cuarto mes de embarazo nada pudo impedir que me enrolara en las Brigadas Conrado Benítez y alfabetizara en la zona, recuerdo que me asignaron a un señor llamado Pablo Muñoz, gallego y sesentón, que solía arar a destajo con su yunta de bueyes en la comarca.
 
La mascarilla, como se le dice hoy, la tuve que usar por las recurrentes nauseas que en mi estado me ocasionaban los olores que mi alumno solía expedir al desenyugar los bueyes y llegar corriendo y sudoroso a sentarse frente a mi para recibir su lección. Aquellos tufos se percibían como ráfagas incendiarias enredados entre el aire y el calor del mediodía. Confieso que hubo momentos en que las arqueadas casi me paralizaban las tareas con el lápiz, pero el entusiasmo de Pablo por aprender a escribir su nombre no me dejaron abandonar las clases. 
 
El viejo Pablo aprendía rápido, porque tenía un sueño soñado de mucho tiempo, así me decía, él quería dejar una carta escrita de puño y letra a sus remotos familiares en España, eso si quedaba alguno, porque de ellos tenía escasas noticias desde que arribó a Cuba a los 30 años huyendo de la guerra, me dijo en secreto, deseaba con toda su alma hacer una carta contándoles de aquel tesoro en monedas de oro y plata que había desenterrado en una botija en las vastas lomas del Escambray, pero que solo a ellos se lo diría y para eso tenía que aprender a escribir aquella carta. Yo lo escuchaba medio embelesada y aturdida en medio de mareos y olores a bueyes, tierra húmeda y guásimas, pero jamás dudé de la veracidad de sus historias a pesar de que para muchos eran solo leyendas de fantasmas que corrían por aquellas lomas. 
 
Solo la vehemencia con que las decía me hacían creer en su tesoro. Pasaron los años y un día recibí la noticia de que Pablo Muñoz había muerto, rodeado de soledades y pobreza en su habitual bohío de guano y piso de barro, como siempre vivió, después alguien vino a decirme que bajo su jergón de dormir se encontró un papel con una dirección en las Islas Canarias y unas pocas líneas borrosas donde le pedía a una hermana suya que viniera a Cuba a recoger un tesoro que había descubierto y quería compartir.
 
Pero aquella carta, firmada con su nombre y apellido, nunca llegó a su destino.

viernes, 16 de abril de 2021

Para el fotógrafo Torreiro, un Girón en la memoria


 

Por Elsie Carbó

grillosazules@gmail.com

No podía esperar a que murieras para decirte unas cuantas cosas. Eso es lo que suelen hacer cuando la gente se muere, pero hoy será diferente, quería que supieras que siempre me pregunté cómo fue posible que nunca me dijeras cuánto te dolió el disparo que te mutiló cadera, y lo peor es que sí casi siempre cubríamos trabajos juntos, creo que, por más de cuarenta años, era increíble que nunca se mencionara, tampoco se hablaba de cómo te habías alistado de miliciano en aquel batallón de combate siendo tan joven, tanto que te ganaste el título de niño héroe de Playa Girón con el que pasarás a la historia a pesar de los olvidos, que en el caso tuyo han sido frecuentes.

Tampoco te pregunté cuánto fue de doloroso aquel tiro, tanto física como emocionalmente porque ha dejado una huella indescifrable, y nunca se sabe cuándo la experiencia es ajena, pero tampoco lo comentaste como quien dice, y el hecho paso inadvertido hasta para las que como yo teníamos buena amistad contigo, mira eso, tantos reportajes juntos, viajes  a las provincias y montañas, en los cuales el tiempo y el espacio sobra, jamás se me ocurrió preguntarte sobre aquellos momentos que precedieron al terreno del combate, o si  lo que pudiste sentir después que te hirieron sobre aquel terraplén se ha quedado grabado para siempre en tu memoria.

Esa fotografía tuya de cuando estabas hospitalizado, adonde apareces junto a tu madre, si se hubiera publicado antes de las redes sociales hubiera sido otra la percepción que muchos tenían sobre tu soberbia y tus rabietas acrisoladas, porque nadie que no lo haya vivido en carne propia se imagina el sufrimiento que se experimenta cuando la metralla penetra en la piel y destroza los huesos. Un detalle, solo eso.

No te pregunté lo qué sentiste mirando aquel avión sobrevolando tu cabeza, ni tampoco de cómo te sentías a los quince años integrando una milicia de hombres sin entrenamiento para la guerra, me hubiera gustado saber qué fusil cargabas en ese momento, cuántos disparos hiciste, sin que el terror te nublara la vista, cuántos pensamientos, cuántos sueños, cuáles miedos…

Disculpa amigo, el olvido o la ignorancia son imperdonable, no solo el mío sino el de muchos que simpatizaron o no contigo sin siquiera notarlo, supongo que algo así les sucedió a quienes te negaron tu entrada al partido, aquellos diabólicos dúos, conjuntas o tripletas, que, al parejo de aquel infernal avión de tus pesadillas, destrozó de un planazo tu anhelo. Era tu más querido deseo, inalcanzable en aquella época, bien lo recuerdo, pero de eso tampoco moriste, continuaste haciendo excelentes fotografías en blanco y negro, siempre con tu furibunda rebeldía a cuestas y paseando por los pasillos de Juventud Rebelde, tu heroica cojera.  




martes, 13 de abril de 2021

Los pájaros no regresan nadando

 


Por Elsie Carbó

Los recuerdos son como aves migratorias que regresan. Recuerdos de cuando aquellos días desinhibidos y entusiastas, donde la redacción de Juventud Rebelde era el mejor refugio para el trabajo y las bromas, sin las tragedias actuales del virus que mata o las escaseces de una crisis que no nos merecemos, solo con las ilusiones y los deseos de luchar por las misiones de un futuro socialismo con justicia y sin quimeras. Recuerdo que de un lado estaban aquellos profesionales del dibujo y los chistes como Manuel, Tommy, Janer  Padrón o Virgilio, pero, del otro, los que también hacían lo suyo, escondidos en las sombras para divertirnos sin remordimientos, y salen a relucir nombres como Marcos Alfonso, Jacinto Granda, Jorge López o Elio Menéndez, a quien quizás solo lo tengan como uno de los mejores cronistas serios, pero lo cierto es que entre él y Boby salamanca se las gastaban de altura, y de eso pueden dar fe quienes conservamos claros los recuerdos,  y vean, entre las bromas célebres de que hablo se cuentan algunas mujeres, me toca mencionar una de esas maldades silenciosas que pusieron a correr a mucha gente, porque se jugaba al duro y muchas veces calentaban el box con cargas pesadas que iban más allá de la redacción nocturna, entre ellos estaba la misma Celia Sánchez, visitadora asidua del periódico en altas horas de la madrugada y que yo recuerde fue, una connotada bromista, aunque no sé si la  que presencié fue idea de ella o partió de más arriba, lo que sí sé es que aquella broma casi mata de un infarto a Montané Oropesa, cuando secundada por Jorge López, director del periódico en esa época, mandó a imprimir una tirada de dos o tres ejemplares con un titular a 72 puntos donde se leía que el dirigente anunciaba la suspensión de la nochebuena en Cuba ese 24 de diciembre,  cuando en realidad Montané había declarado lo contrario para aliviar la situación en la fecha señalada, mi suposición de que todo eso  partía de alguna idea superior no era infundada sabiendo que a Fidel le gustaban las bromas y estas se elaboraban a un nivel mucho más esmerado, o sino, recuerden aquella que le gastó a Chávez donde se alistó al equipo de pelota de Industriales para competir amistosamente en un partido supuestamente entre veteranos, y había que ver la cara del dirigente venezolano cuando descubrió que sus viejos peloteros perdieron frente a los actuales peloteros cubanos disfrazados de jubilados. Pero yo digo que los recuerdos son del carajo, viajan siempre como aves migratorias, hoy entré después de un largo tiempo a la redacción de Juventud Rebelde y quedé desarmada, congelada y muda, nada más desierto, oscuro y quieto que aquel pasillo por donde antes corría el aire, las bromas y la vida, nada más aterrador que el silencio de las almas, dónde los chistes, dónde las burlas, donde los besos y los abrazos que se han marchado a no sé dónde, como si los pájaros regresaran nadando, por eso como una idiota me pregunté ¿adónde han ido a parar los hacedores de bromas que no están presentes ni siquiera para escenificar este drama? ¿Qué hubieran inventado los Marcos, los Jacintos, los Jorge o las Celias para atemperar este tiempo y hacernos reír como locos en esta temporada?  Nosotros los de entonces ya no somos los mismos, como dijo Neruda, a quien posiblemente no lo azotó ninguna jodía pandemia, quien nunca tuvo que encerrarse bajo cuatro candados y una puerta, quien tampoco vivió aterrado escuchando el noticiero, y quien, por ende, tampoco se preguntó hasta cuándo podremos soportar tanta gente muerta.