Esa "cosa" es lo que hace cantar al tomeguín del pinar

sábado, 18 de octubre de 2008

Magia y religión en el Caribe


Elsie Carbó

Tal como se nos presenta en las Antillas, lo mágico religioso parece ser un fenómeno del cual mientras más quieres saber, más te encuentras en el mismo punto de partida. Porque en ese sentido, uno puede cruzarse con lo mágico sin verlo, y entender que lo religioso sólo asume esencialmente las prácticas para una función determinada de la vida, cuando en realidad, aquí, como en otras partes del Caribe, el secreto está más en el interior de uno mismo, que en los desconocidos misterios del imaginario cuerpo de creencias de una cultura.

Porque lo mágico atravesó el Atlántico para fusionarse en esta parte del planeta con esa otra visión que la historia reconoce a veces con lentitud, creando para siempre una verdadera poética de la vida. Eso que no encarnó en otros países como cultos sincréticos por no tener determinados regímenes de plantaciones, pero que produjo en los lugares adonde llegó, el encuentro de los dioses africanos y las divinidades católicas, dando lugar a otra dimensión del pensamiento, aún si se llama el candomblé de Brasil, el vodú de Haití o la santería en Cuba.

Al proponerme iniciar desde esta perpectiva una panorámica que abarque la apretada urdimbre de creencias, mitos, ceremonias y ritos adivinatorios en la Regla de Ocha, el Palo Monte o el Ñañiguismo en Cuba, sólo pretendo aproximarme en cierta medida a diferentes estados de conciencia, inherentes en primer término al archipiélago cubano, pero comunes esencialmente a las zonas donde desembarcaron las migraciones de esclavos, y esto se hará atendiendo sobretodo a intereses honrados y espiritualmente creadores, comprometidos de manera orgánica en lo más natural y puro de la tradición, sin hacer concepciones a la charlatanería, la mentira o el abuso en la manipulación de sentimientos y anhelos, que finalmente al obrar en direcciones utópicas apuntan siempre al comercialismo.

En esa dimensión de lo mágico todo habla y dice de una realidad prestada donde el hombre ve en las plantas, los animales, el monte y las montañas, un símbolo de lo sagrado y lo permanente, en tanto espera de ellos una respuesta divina a su necesidad terrenal. Como diría Aimé Césaire en 1939: ¨ Deseo reconocer que desde siempre fuimos brujos bastante concienzudos¨.

Muchos han sido los perseguidores foráneos, por llamarlos de algún modo, que atraídos por esta realidad mágica o por las campanas del dinero, se han erigido en investigadores de nuestras costumbres, produciendo profusos materiales, ya sea libros, filmes o artículos para determinadas revistas, etc., exponiendo puntos de vista equívocos, o creyéndose descubridores de algo que sólo puede ser descubierto cuando se tiene un hondo respeto por todo lo que de dolor representó la migración obligatoria por estos mares.

Y si es cierto que entre los aportes fundamentales del negro africano y sus descendientes a la cultura del Caribe se encuentran los sistemas mágico religiosos llamados santería, regla de palo, vodú, altares de Caridad o candomblé, también es cierto que sólo se podrán entender si uno se acerca a ellos sin comprometimientos fanáticos o en pos del lucro personal, porque en la medida que lo divulgado sea tergiversado o no, así será la concepción que se tenga de ese mundo, del hombre en sí mismo, de sus relaciones con los otros hombres y con las causas de la vida y la muerte.

Quinientos años es un término largo para hablar de un hechizo, nombrar a un brujo o filmar un altar, muchos de los que lo han hecho se han marchado del país sin entender que la negativa respuesta del dueño de una ganga o una casa templo, ante la solicitud de hablar sobre sus secretos, no es otra cosa que aquella rebelde actitud contra su noción de esclavitud de antaño, y por la reafirmación personal de su propia identidad.

Quizás para los que nacimos en este lado del Caribe nos resulte desagradable vernos sometidos a la constante bisepción que hacen algunos escritores acerca de esta partícula de nuestra cultura, sobre todo después que el gobierno cubano se pronunció en contra de las prohibiciones y persecuciones que existieron desde los comienzos del siglo contra las prácticas religiosas de origen africano.

Hoy parece que el eco de un canto popular creole nos acompañará para siempre como una provocación desafiante ¨!Ou dan an pei toutt bagaïe sé magi!¨ Ustedes están en un país donde todo es magia. O como una predicción remota que se manifiesta en todo lo que nos rodea como una voluntad de dar y ofrecer lo que se oculta bajo la faz de sociedades jerarquizadas como occidentales y cristiana.

Sólo la realidad obrará como un pintor con su paleta, en homenaje a aquel lucumí abatido que sólo trajo en el galeón negrero los pensamientos de su vida perdida. Hablar de medias finas, o trajes de seda es un insulto a la negra esclava que nunca pudo lucir esos lujos en el trapiche del cañaveral.
Quien busque respuestas precisas para saciar curiosidades lacustres se enfrentará al testimonio de Masanta, una santera que murió en Matanzas sin hacerse el ritual consagrado al santo, porque en su condición de descendiente de esclavos, sabía que para consagrarse a una deidad del monte no era menester pagar con dinero lo que podría profesarse sólo en fé. O encontrará la inspiración del Barón Samedi sobrevolando en un cuento de Carlos Enriquez.

Sólo a una altura de pensamiento abstracto podremos comprender estos sistemas mágico religiosos, susceptibles de ser resumidos en la categoría de sobrenaturaleza, sin suscribirse a ella, sino trascendiéndola como ontología, como historia y como poesía. Más que una dimensión fantástica, esos dominios de la conciencia dibujan los contornos más íntimos del hombre caribeño, de su sentido del tiempo, de sus aspiraciones y de sus sueños, como un todo magnífico de su presencia sobre la tierra.

2 comentarios:

Agepe dijo...

Nice post. Greetings from Indonesia

Clari dijo...

que alegria la magia del caribe, esos bailes y vestidos tan peculiares. para las vacaciones de invierno me voy a ir de viaje, estoy buscando pasajes al Salvador o a cuba a ver que encuentro, sin duda quiero bailar y divertirme con todas esas danzas maravillosas. veré cual es el destino