Esa "cosa" es lo que hace cantar al tomeguín del pinar

jueves, 2 de mayo de 2013

Por los Festejos del 3 de Mayo en Cumanayagua


Por Elsie Carbó

Y estarían recorriendo las calles principales con la misma bulla que un débil carnaval, Y se detendrán en cada kiosco o recodo a mirar con deleite los mismos dulces de almíbar que antaño pregonara Cao*, y bailarían con el rock y las rancheras como si fuera un danzón estremecido entre los álamos de la Calle Real. Y saldría la procesión de la Santa Cruz majestuosa por las baldosas de turno para enrumbar hacia la misma calle que iluminó otras tardes de velas y recordatorios.

Solo un tres de mayo en Cumanayagua puede hacer desaparecer antagonismos y diferencias al calor de homenajes y agasajos, y ahí estará el sobreviviente Reinaldo Barbel Ramos, tabaquero, veterano de pasadas guerras y promociones, contando sus anécdotas de series nacionales o de la fundación del poder popular o la hidroeléctrica Hanabanilla. Son como las perlas del mismo collar que un día como hoy, a la sazón de la jornada cultural del municipio, salen a brillar.

Y estará la primera banda de conciertos recién inaugurada en el pueblo interpretando el himno nacional en manos de muchachos y muchachas oriundos de la zona, entre música y canto y entre salmos y rezos, la iglesia saca sus iconos para la fecha, y el partido engalana las tribunas, en un as de naipe secreto que saca lo mejor de cada cual para emperifollar el espíritu del cumanayagüense presente y ausente. Lástima que a la revista Entre Ríos se le acabó el programa, porque movía los manantiales entre las dos montañas calmando la sed de no pocos sedientos.

No la he visto en muchos largos meses que siguieron, y creo que no la veré más, ojala su directiva encuentre otra mejor ocasión. Las nostalgias que engalanan una fecha no pasan de largo ni por gusto, son imperecederas como la naturaleza, y ahí estarán sobrevolando sus recuerdos las oriundas familias de antaño en sus ventanas de cedros, entre portales y columnas refrescadas del sol, que quizás contemplan el espectáculo con miradas sosegadas, hoy pasaron los zanqueros, mañana la comparsa de guaracheros del Guamahaya, sin olvidar que una vez fueron las alumnas del colegio María Inmaculada con su banda sonora quienes atravesaron una vez la calle principal con sus acordes de música. No hay otra explicación mejor, la espiral de la vida es eso, seguir el camino sin mirar atrás.

* Cao, personaje muy querido en el pueblo que en las décadas 50-60 vendía coquitos almibarados y sonaba una campanilla. Por lo que sé aún vive, también le brindo este homenaje.

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