Pocas veces en mi vida amanezco disgustada, y no es para
menos cuando el café que acabo de colar sabe a rayos, entonces pienso en lo
desprotegidos que estamos los consumidores por los bandidos que roban tu dinero
y te estafan en lo que compras, y no estoy hablando de vendedores ambulantes
que pueden adulterar productos o elaborar comidas sin higiene o calidad, me
refiero a mercancías como el café, de consumo vital para el cubano, que se
expende en tiendas recaudadoras de divisas y que pertenecen al estado..
Resulta que ayer por la tarde fui en busca de café al
establecimiento que está en Ayestarán esquina Conill y para mi sorpresa
encontré la marca Serrano, el desaparecido, como hay que decirle pues nunca
aparece, lo ofertaban en sobres de a 1.70 cuc, que para mi exigua economía de
jubilada no llega a ser una suma excesiva y puedo darme el lujo de comprarlo. Pero
como la felicidad es efímera y resbalosa, al hacer la primera colada comprobé
que aquello era borra disfrazada con un poco de polvo para embarajar, la típica
mezcla utilizada por los que se dedican a estos menesteres del engaño y el comercio
ilícito.
Para el conocedor de lo que es el verdadero café no es muy
difícil comprobar cuando es adulterado o auténtico, ya desde que abres el paquete
notas el aroma o espiritoso toque de nariz, después está la textura, y
finalmente el sabor. No hay que ser catador experimentado ni la cabeza de un
guanajo para darte cuenta que lo que estas tomando es mierda, solo un brebaje
infame que ni lo supera el que tenemos asignado por la libreta.
Y no es la primera vez que me intentan dar gato por liebre,
que es decir borra por café aunque el estuche diga que es 100% arábica. En otra oportunidad compré un sobre de Cubita en un
kiosco al costado del servicentro de Boyeros y Ayestarán, ( Ahora ha cambiado
su fachada) pero a la misma historia del plagio, tengo que sumarle la rapidez
del empleado que ya tenía la plata en la mano cuando regresé al lugar con
el paquete fraudulento para devolverlo.
Confieso que esta segunda vez no regresé para devolverlo
ni para fajarme, estoy cansada, pero tampoco voy a olvidar el incidente mientras tenga una pizca de borrazca en el pomo, porque aunque no sea de mi gusto ya gasté el dinero que tenía asignado para
el de este mes, entonces qué me queda? Pensar en mamá Inés y escribir este
post indignada.
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