Por Elsie Carbó
grillosazules@gmail.com
Mientras que por estos días en Cuba se ha desplegado una
campaña por la no violencia ni los abusos contra la mujer, en la frontera entre
Costa Rica y Nicaragua hay más de 3 000 cubanos y cubanas emigrantes esperando
a que se resuelva su situación y puedan continuar su peregrinaje, pero
Nicaragua ha dicho no pasarán, y otros países involucrados estarían buscando
una salida.
Mencioné lo de la campaña contra el abuso y las violaciones
de género porque es muy importante que se sepa que desde hace muchos años en
este país se lucha porque la mujer sea respetada y se eduque al hombre para que
sepa que la ley está lista para ser aplicada si viola estos derechos, eso lo tienen muy bien aprendido casi todos los cubanos estén donde estén, porque desde la primaria se les está enseñando, lo cual
me lleva a decir que ni Nicaragua ni ningún otro país que reciba a los cubanos
emigrantes deberían temer a algún tipo de acto impropio de parte de estos
inmigrantes, ya sea violatorios hacia sus mujeres y niñas, o de orden
delincuencial, como hurtos, robos o asesinatos, debido a que por su formación
en este país llevan implícita una línea de conducta cívica que nos hace tener
una de las tazas de violaciones más bajas de la región. No es que diga que no
los haya, en la cesta puede haber una manzana podrida, pero la ley no los
subestima y son los menos.
Estos inmigrantes podrán querer hacer ese periplo por tierra
arriesgando lo más preciado de sus vidas, no obstante, no por eso se podrán
acusar de bandidos o escorias, delincuentes o violadores, porque en ese grupo
de cubanos hay profesionales de todo tipo, gente humilde o gente, sencillamente, con familias e hijos.
Por eso yo le diría a la señora Murillo que entre otras cosas, si es temor lo que siente
Nicaragua ante la avalancha de cubanos entrando a su territorio, que puede
dormir tranquila, porque no es probable que la intensión con que salieron de
Cuba, dejándolo todo atrás, sea la de cometer una fechoría cualquiera, o una aberración, como una
cobarde agresión de abuso de una niña o una mujer nicaragüense, o un asalto a
una institución o un mercado, creo que tampoco está en sus mentes la de cometer
otros delitos que laceren la tranquilidad de los ciudadanos de su país. No es
hora de buscar culpables, aunque todos sabemos el juego sucio de esa Ley de Ajuste Cubano que
ha embaucado a cientos de miles de cubanos con su toque de trompetas, como bien
dijo la propia señora, eso es cierto, pero ya está el mal instaurado y los
cubanos llevan muchos días varados, son seres humanos, ni zanahorias ni carneros, ahora, urge hacer algo para remediarlo.
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