Esa "cosa" es lo que hace cantar al tomeguín del pinar

lunes, 26 de septiembre de 2016

En el 56 Aniversario de los CDR

Tomada de Cubadebate,  creación de los CDR en 1960, antiguo Palacio Presidencial. Foto: Liborio Nodal



Elsie Carbó
grillosazules@gmail.com

He perdido la cuenta de los años que llevo asistiendo a las reuniones del comité, como también he perdido la cuenta de los tantos comités en los que he militado. Empezando por el de la fundación original allá en Cumanayagua, en 1960, donde me estrené como adolescente bajo la mirada abarcadora de mi padre, elegido como presidente del Eladio Machín, del Escambray en el llano, y si no es que me mudo de nuevo,  terminando en el número 8 de la circunscripción 47, en Nuevo Vedado. De allá acá ha llovido mucho y son bastante las anécdotas, los olvidos de los nombres, las guardias, los acontecimientos agradables y los aburrimientos, pero ninguna reunión me ha dejado tan sorprendida y a la vez agradecida, como la de anoche en mi cuadra, ese comité donde espero quedarme anclada para siempre, y dicho así  suena como una amenaza, pero no, solo es un neologismo para adornar la página. Me refiero al CDR de la calle 3ra, donde se tomó la decisión por unanimidad de no hacer la tradicional actividad conmemorativa del 28 de septiembre, o sea, no habrá ese día fiesta, no se cocinará la caldosa familiar ni se picará el key,  al menos por esta vez, así quedó acordado. Se dejará entonces, a disposición de quien los solicite, los usuales ingredientes que se entregan en bonos para compras de cabezas de puerco, patas o costillas, dulces, refrescos y rones, y tal vez en festejos futuros, digamos el fin de año, haya un mejor espíritu en el barrio, y no como ahora que la pena ante la pérdida de algunos compañeros queridos en el barrio y los innegables achaques de los fundadores ha impedido que el buen el ánimo de los vecinos vuelva a tener la misma intensidad que en otros años.

Es que este es un cederre que ya sobrepasó los sesenta años hace rato, y los que no tienen una enfermedad crónica o están cuidando a los que sufren dolencias de cuidado, como es el cáncer, la diabetes o los traumas por roturas de cadera o piernas, o padecen el lógico cansancio de la edad. Parafraseando a Neruda digo que nosotros, los de entonces, que solíamos ir con energía y entusiasmo a comprar las viandas y las cabezas de puercos para hacer en medio de la calle una caldosa, ya no somos los mismos, quizás conspiró en que tampoco la juventud  ha estado presente en esta ocasión en que se necesita una sangre fresca para renovar las ausencias, por ejemplo, la doctora de la cuadra está en Angola cumpliendo una misión solidaria, algunos tienen turnos de trabajo y otros han migrado del país en busca de otros horizontes, es así de sencillo y claro, como lo planteó Sonia, la sempiterna presidenta, que ha elevado al comité a la categoría de mejor y más destacado en el trabajo de la circunscripción, y eso utilizando siempre su mejor arma ante cualquier tarea, como esa noche ante la concurrencia, con la sinceridad como testigo, por eso me resultó admirable esta mujer, que sin dogmas ni prejuicio llamó al pan pan y al vino vino, tal como lo hace cuando va a hacer entrega de una medalla o cuando muestra ante la masa a los nuevos miembros que se han mudado recientemente, como esa noche en que se presentó a Liuba María Hevia, sin su guitarra en la mano pero con su sonrisa natural, al igual que ayer fue Rogelio Blaín, o después, yo, que también hicimos nuestro rutilante arribo al barrio.
Quizás el hecho no signifique nada para algunos que han visto pasar por debajo de la mesa más de un aniversario en silencio y sin que sonara alguna nota musical en el entorno, es cierto, no vamos a ir muy lejos, pues sabemos que hay comités que ni se reúnen, y tampoco para nadie es un secreto que nuestra población envejece y junto a ella la salud y las costumbres se modifican, algo que entra en la categoría de la dialéctica del vivir, sin embargo hay cosas que permanecen siempre inmutables y forman parte de ese acerbo cultural intrínseco en las personas decentes, que algunos se empeñan en llamar política y a mí me gusta decir ética, me refiero a ese respeto hacia los vecinos tan necesario en estos tiempos, mostrado por Sonia al llamarlos a todos para juntos aunar opiniones y llegar a un acuerdo viable, y fue unánime, la misma en voz de la ama de casa que la del funcionario del INDER, habrá más aniversarios, hay un futuro para otras celebraciones, y para este con tan solo una cena íntima, una bandera en cada casa, o una remembranza vivida, se le habrá dado el justo espacio que lleva implícita en nuestra memoria los grandes momentos de nuestra generación.

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