Esa "cosa" es lo que hace cantar al tomeguín del pinar

lunes, 30 de marzo de 2009

Pues me parece bien que haya un cambio

Aquí debía estar la foto es mi amiga Marisela, la mulata que reinventa la melancolía cada vez que viene desde España a visitarnos. Sobre ella y Sonia, otra que emigró hace rato para Bélgica, hablé en un post dedicado al Gato Tuerto y a esos sitios de los recodos nocturnos de la capital habanera que alguna vez conocimos en su esplendor noctámbulo. Pero ahora es para reafirmar que estoy muy a favor de María Amelia cuando dice en su red social que los de la tercera edad deben aprender a navegar en Internet como una forma de mantener la salud mental y revivir las energías con una copiosa ciberterapia que utilice las nuevas tecnologías al full, al mismo tiempo que lo demás se torna mas divertido en la medida que te adentras más.

No es para dudarlo, que este invento de comunicarse a través de las computadoras ha acortado distancias y ha hecho mil maravillas, como que una se empate de nuevo con la desperdigada familia y las amistades que ya ni soñabas escuchar alguna vez ni por teléfono, no por nada, sino es que ya se sabe lo costosa de una llamada, como ha sido siempre en el caso de esta amiga que vive en Madrid y la distancia y los inconvenientes económicos nos mantenían incomunicadas.

Pero mire usted, y la pongo a ella como el mejor ejemplo, pues luego que se marchó hace más de quince años, no había sido hasta hoy mismo, que hemos hablado sin apuro y con buenas condiciones en la recepción de la voz que casi se nos fueron algunas horas, y eso se lo debemos al Messenger, así que no hay que aliñar mucho la crema para que se sepa lo necesario que es para la vida moderna este chirimbolo electrónico, al margen de que integremos o no el club de la tercera edad.


Pues si señor, gracias a que ella compró su ordenador y aprendió un poco sobre navegación hoy fue una gran fiesta aquí en casa cuando por fin conexionamos entre Madrid y Ermita. Sorteando paredes de fuego y nerviosismos inesperados finalmente restablecimos una amistad que casi daba por perdida desde el día en que ella tomó un avión en busca de un desenvolvimiento que no pudo encontrar en La Habana

Luego me comenta que está preocupada por el costo de mi llamada, y yo le digo, tranquila, tranquila, tengo unas 80 horas al mes para navegar libremente, chatear, y subir post a mis blogs, que a veces se demoran más de lo usual por el límite de banda, pero son suficientes y nada que no se pueda costear con mi salario, creo que hay quienes están peores, si lo tiro contra otras personas que no tienen acceso a las nuevas tecnologías, y en este aspecto debo decir que aunque yo también como María Amelia sueño con un mundo donde todas las personas puedan disfrutar de estas cosas y tengan todo lo que merece un ser humano, pero lo cierto es que no es así.

Entonces espero que la Maricela me envíe una fotografía para ponerla en este post mientras esperamos que al mundo le llegue un cambio.

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