Jorge Yanes y
Sheylan Cardenas cargan a su bebé de pocas semanas de nacido
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Por Elsie Carbó
El drama de los indocumentados recorre el mundo y no
exactamente como un fantasma, y para entonces una se pregunta, con qué derecho
los gobiernos se toman la atribución de rechazar a sus semejantes? Se erigen
jueces y partes sin importarles el daño infringido a las personas que solo
quieren emigrar de sus países para cambiar la vida, como dueños absolutos de la
verdad y empoderados soberanos de un pedazo de la bendita tierra.
Es cierto que hoy por hoy ese es uno de los peores
conflictos que estamos viviendo, lo sé y lo siento como mujer revolucionaria que soy, como lo sienten todas
aquellas personas sensibles de este planeta, pero también conozco otras tragedias que
pueden engrosar la lista de sufrimientos de los llamados indocumentados, como
el de ese niño sin país, ni pliego de nacimiento, ni pasaporte, ni nada que
certifique que nació hace pocos días en Bogotá, solo que es hijo de un par de
médicos cubanos que decidió abandonar la misión por la que habían jurado
trabajar en Venezuela, y al que ahora Estados Unidos, quien prometió
aceptarlos, le niega la entrada porque dice que al no tener documentos del bebé
no puede hacerlo, en tanto Bogotá también le niega ese papel y los remite a la
embajada cubana en Colombia, quien tal
vez pudiera dárselo, pero le explican a los padres que su ley dice que solo si
el niño vive tres meses en Cuba se le otorgaría ese derecho.(¿?)
Qué les parece el arroz con mango? Un niño inexistente para las
diligencias legales, oficiales y sociales. Está ahí pero no existe, ignoro si
le hayan podido poner ya un nombre, y todo gracias a leyes, ordenanzas y las
trabas que se han inventado los hombres en sus países. Que al principio del
Universo no sería de esta forma, pero llegó la civilización oportuna y ya usted
ve por sus propios ojos cómo anda de organizado el patio.
Cabrá hacerse la pregunta de cómo este niño enfrentará este
suceso en el día de mañana, cuando sus padres hayan resuelto el problema y este
pequeño sea llevado a vivir a alguna parte de este globo terráqueo, sí, porque podrán
imaginarse la connotación que tendrá haber sido un bebé invisible o profano, que
es uno de los sinónimos que existen para los indocumentados, rechazado por unos
y otros en nombre de la legislación vigente en tres países que se consideran ilustrados.
O tal vez este hecho le podría llevar a su vida notoriedad, y ser un tipo asediado, o darle fortuna, haciéndose
rico si consigue hilvanar un buen libro con su historia familiar, o simplemente,
sería un individuo triste, ensimismado, cargado de irá o de odio hacia esas
personas que tanto mal le hicieran por nacer, sin quererlo, sin nacionalidad.
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