Esa "cosa" es lo que hace cantar al tomeguín del pinar

jueves, 20 de julio de 2017

La maraña en Tercera pica y se extiende…




Elsie Carbó

En Tercera y Ayuntamiento está el puesto. Cuando era  abastecido por la cooperativa de Quivicán robaban en los precios, ahora es estatal pero está desabastecido y cerrado casi siempre.
No estaba en mis planes escribir sobre el puesto de la esquina de Tercera y Ayuntamiento si ya lo había hecho magistralmente Gabino Manguela en el periódico Trabajadores, bajo el "Maraña" en Tercera y Ayuntamiento, publicado el , que logró que la Cooperativa de Créditos y Servicios 30 de Noviembre, que abastecía dicho quiosco separara a los responsables de alterar los precios y ese punto de venta pasara al sector estatal, pero como ahora tenemos una situación inexplicable y peor, los vecinos se cuestionan si esa medida benefició o perjudicó a la población que adquiere sus productos en dicho agro.

Solo quiero llamar la atención sobre el hecho de que ahora los vecinos de la zona estamos sin ninguno de los dos bandos, no tenemos productos ni como cooperativa 30 de Noviembre, ni como agromercado estatal, dado que este último no recibe mercancías como le correspondería para jugar su papel, y permanece desabastecido, oscuro y sucio, donde los trabajadores, estatales desde luego, ganan un salario por estar sentados a la espera del transporte que envíen con la mercancía para ofertar.

Y aunque pareciera desacertado tengo que decir en honor a la verdad que en la etapa cuentapropista los encargados del puesto se esforzaban a veces por ofertar productos frescos y variados como plátanos de fruta, boniatos, malangas, ajíes, pepinos, berenjenas, col, o tomates, estos últimos convertidos en la manzana de la discordia entre el periodista y el vendedor debido al alza de su precio a manos de este último, que desató el artículo de marras.

Sin embargo, caros o no aquellos tomates, llegaban a la población si esta decidía pagarlos, una decisión única y personal que solo está relacionada con el bolsillo del cliente, independientemente de que sea abusivo o descarado, porque lo que  está claro es que el público ya no se deja estafar tranquilamente cuando puede hacer la reclamación o tiene la opción de no adquirir el producto. Recuerdo que el tema de los precios se cuestionó en la reunión de rendición de cuentas de la circunscripción en la calle Tercera, asimismo se dijo que en ese puesto se vendería la papa normada por la libreta, pero sucede que dicho tubérculo es un fantasma misterioso del que solo sabríamos cuándo va a aparecer si tuviéramos a mano algún oráculo para la consulta papal.   

Yo solo soy una consumidora más del puesto de Ayuntamiento y Tercera, y por lo pronto les aseguro que en ese lugar ya no hay maraña, es verdad,  pero tampoco hay ni tomates, ni coles, ni rábanos, ni mangos, ni boniatos, ni ningún periodista que venga ahora a darle seguimiento a la crítica inicial.

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