Por Elsie Carbó
Con este título y con fecha 19 de mayo se publicó en
el periódico Tribuna de La Habana una reseña sobre las actividades de algunas cadenas hoteleras y las
reparaciones que se acometerán para el turismo tanto nacional como
internacional, que se suman a las obras
a reinaugurarse por el aniversario 500 de la ciudad. Pero me voy a referir solo a las que se
acometen en el Complejo Mi Hacienda Guanabito,
del Grupo Empresarial Palmares, que está recibiendo una reparación
capital. Y cito: “… como el ranchón principal, con capacidad para
aproximadamente 250 comensales, la cocina, los baños y la zona exterior, esta
última conformada por varios ranchones, valla de gallos, piscina, espacios de
sombra, guarapera y juguera.”
Si leyeron bien se habrán dado cuenta de que todo
está destinado como se dice, al disfrute turístico, con peleas de gallos
incluidas, entre otras propuestas acordes
con la inauguración de este complejo
recreativo cultural.
La nota está firmada por la periodista Nayade
Rodríguez Socarrás de quien he visto muchos artículos interesantes y realmente
me causó asombro al ver su firma amparando ahora algo tan vergonzoso como son las crueldades contra seres
indefensos, ya sean gallos, caballos, perros o de cualquier otra especie,
expuestos al abuso público, cuando se sabe que en Cuba existen numerosos grupos
de proteccionistas que luchan por leyes que castiguen y pongan en su lugar a
los ciudadanos que atentan contra la vida animal en el planeta.
Pero mucho más me sorprendió que el director de un
diario tan comprometido y del agrado del público capitalino, desconozca que ese
tipo de evento quedó abolido en este país al triunfo de la Revolución por
considerarse pernicioso y contrario a las políticas reformadoras del gusto
popular y de las buenas conductas, tal y como se abolieron en su momento, los
bayús, los casinos de juegos, los hipódromos, las carreras de galgos, y otras
tantas memorias de ese pasado lastrado por años de ciertas costumbres
deformadas, que aún persisten en algunos, y que por incultura o aprovechamiento
quieren ahora llamarle tradicionales.
A quién se le ocurre equipar en medio de una playa
como Guanabo una valla de gallos con fines turísticos? Es que ya hemos derogado
las leyes que nuestro Comandante en Jefe apoyara para ir cambiando poco a poco
aquellas deformaciones mentales en cuanto a los deleites o adicciones que pudieran
persistir en una buena parte de la población? Si es así, me disculpan, porque
yo no me he enterado, y al paso que veo, tendré que estar más al corriente de
los acuerdos o decisiones que se tomen en mi país para no cometer la pifia de
criticar al funcionario de turno, en este caso Rolando Amador González, quién según
anunció, instalará en su Complejo Mi Hacienda Guanabito, en La Habana del Este,
una valla al estilo más glamoroso de coliseo romano, solo para pelear, esta
vez, gallos.
Pero aún así, confío en que tiene que haber un
error, por llamarlo de algún modo, al
igual que lo hubo cuando algunos usaron la bandera cubana para vestir
rumberas al pie de los cruceros que desembarcaban en La Habana, si no fuera
así, el presidente Díaz Canel no se hubiera referido al tema de la recreación
en este verano con la seriedad que lo hizo y que la situación actual merece,
teniendo la cultura y la educación como eje de toda iniciativa o actividad que
se precie para bienestar y disfrute del pueblo, y que yo sepa, el placer de
ver, participar y aplaudir una sangrienta pelea de gallos no es el ejemplo que
queremos dar a nuestros niños cubanos en vacaciones, que son en definitiva
quienes más van a ir a esas playas y quienes visitarán más a menudo esos
complejos turísticos. Ellos, eufemísticamente, no van a encontrar un letrero
que diga Prohibido el acceso de menores a las peleas de gallos… bueno pues, ya
usted sabe lo qué nos esperará en el futuro si esta iniciativa prospera.
1 comentario:
Con mucho desconcierto recibo la noticia de está fatal idea de la colocación de una valla de gallos en una de nuestra instalaciones turísticas. Estoy muy de acuerdo con Elsie Carbo. Yo como profesional en este caso arquitecta que trabaje en Instalaciones turísticas nunca en mis años de trabajo se proyectó para el esparcimiento de un centro turístico nada grotesco como puede ser está llamada diversión donde los animales se dañan y hasta mueren.
Orgullosa estoy de pertenecer a un grupo donde nuestra función sin LUCRO ninguno nos dedicamos a la ayuda de nuestros animales callejeros y que hemos solicitado en cada una de las asambleas una LEY CONTRA EL MALTRATO ANIMAL.
Cada día somos MÁS LOS que defendemos y luchamos por ellos que no tienen voz.
Estoy en contra del MALTRATO ANIMAL.
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